Siempre he sido un fanático de aprender del
fracaso. Y mientras que a la mayoría de los emprendedores les gusta hablar de
sus éxitos, a mí me gusta intentar ayudar a las startups a evitar el fracaso
catastrófico y avanzar a la siguiente etapa. Digo “intentar” porque aunque
muchas de ellas lo logran, otras no. De cualquier manera, tengo una perspectiva
bastante única sobre qué es lo que termina hundiendo a los fundadores.
Aquí les comparto las nueve formas en que
he visto fracasar a las startups:
Sus emprendedores viven en una aspiradora.
Es fácil que los emprendedores se enfoquen tanto en su empresa, a tal grado de
que se sumerjan en su propia visión y pierdan perspectiva. Y ése es uno de los
beneficios clave de buscar capital de riesgo de compañías que conocen a tu
mercado: te dan su retroalimentación y validan tu estrategia.
Su idea no resuelve ningún problema.
Contrario a la antigua frase, “Todo lo que puede inventarse ya fue inventado”,
conforme más complejo se hace el mundo, más problemas hay por resolver.
Habiendo dicho eso, siempre existe un gran problema y una mejor solución que
las ya disponibles.
Se quedan sin dinero. Por cada fundador que
sabe administrar una startup de recursos limitados, hay docenas que se quedan
sin dinero por un sinnúmero de razones: no quieren renunciar a parte de la
empresa, no hacen presupuestos, no planean cuánto tiempo les tomará levantar
capital, su ciclo de ventas es muy largo, o una combinación de todo.
Inventan conceptos, no productos completos.
Las ideas e invenciones son fascinantes, pero los consumidores y negocios
generalmente compran productos terminados que puedan usar. Hay una gran
diferencia entre ambos.
Hay varios huecos en su estrategia. Hay una
antigua caricatura de dos científicos con un pizarrón lleno de ecuaciones. En
el medio dice, “Y después ocurre un milagro”… Algunos huecos son esperados,
pero a veces, lo que las startups dejan para después (cosas como materiales de
bajo costo, disponibilidad de componentes e infraestructura) se convierten en obstáculos
que terminan con la empresa.
El equipo no tiene lo que se necesita.
Algunos fundadores simplemente no pueden llevarse bien. Otros se derrumban
cuando fracasa la estrategia inicial (que normalmente ocurre). Y otros esperan
ganar mucho dinero rápido y no están dispuestas a trabajar día y noche.
Cualquier inversionista te lo dirá: una buena parte de su inversión es en el
equipo.
Los competidores con soluciones existentes
no se rinden fácilmente. Desde discos duros y tecnología en chips a lápices y
papel, existen barreras para derrumbar el estatus quo, y a veces las soluciones
tradicionales que son probadas y aceptadas, así como las empresas poderosas que
las ofrecen, están mucho más lejos de lo que esperabas.
El mercado se mueve de manera inesperada.
Los mercados son un fenómeno complejo con muchas partes dinámicas difíciles de
predecir. Pero algunos emprendedores no piensan en ello.
Escuchan malos consejos de las personas
incorrectas. Con la moda que rodea el emprendedurismo, la cantidad de información
disponible ha bajado su calidad. Eso significa que los emprendedores reciben
malos consejos de fuentes no calificadas. Lo peor de ello es que cuando reciben
un buen consejo que choca con lo que les habían dicho anteriormente, no tienden
a reconocerlo. Triste pero cierto.
Quizás el mejor consejo que puedo dar es:
Si tu startup fracasa, vale la pena invertir tiempo en entender qué salió mal.
Ésa es la única manera en la que podrás mejorar tus probabilidades de triunfar
la próxima vez. Y sí, habrá próxima vez.
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