En sus primeros años de papado, el
jesuita ha destacado por su humildad, apertura y capacidad para dirigir cambios
en una organización milenaria.
Jorge Mario Bergoglio, un jesuita
argentino, obtuvo el empleo de su vida cuando fue elegido Papa. Tomando
el nombre de Francisco, su periodo ha sido marcado por la humildad, la toma de
riesgos y por un profundo cuestionamiento del papel de la Iglesia Católica en
el mundo. Ha sido popular
entre los católicos, así como con miembros de otras iglesias.
Con un enfoque en la pobreza, ha
convertido al bienestar y a las prácticas capitalistas en foco constante de sus
discursos. Francisco se ha proclamado en contra del “Dios llamado dinero” y ha
cuestionado los salarios y bonos del mundo corporativo.
Además de todas estas
características, el Papa ha dado grandes ejemplares de liderazgo y management
para empresarios. En un año de su papado, ha mostrado lo que muchos podrían
considerar como buenas prácticas. A continuación compartimos siete de ellas:
1. Vive con el ejemplo. El Papa
Francisco, probablemente por sus antecedentes como jesuita, quiere una iglesia
austera y enfocada en la sencillez. La pobreza es un tema constante en él.
Aunque ha pasado su vida bajo el voto de pobreza, no todo eclesiástico vive con
ese ejemplo.
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La pobreza y trabajar a favor de los
pobres es tan importante para Francisco y para la Iglesia que vive con ese
mismo ejemplo. Rechazó mudarse a los apartamentos papales, eligiendo vivir en
la comunidad del Vaticano. Maneja su propio auto, un Renault 4 de 1984. La
mañana anterior a ser elegido Papa, dejó el hotel en el que se hospedaba y pagó
su propia cuenta. Ningún cura u obispo (o vendedor o empleado) puede confundir
su mandato porque ven al ‘jefe’ vivir con el ejemplo.
2. Conoce el valor de la reforma. El
Vaticano ha tenido una historia terrible con la corrupción. En el pasado,
miembros de la Curia Romana han ejercido más poder que el mismo Papa. Algunos
dicen que el Cardenal Angelo Sodano, quien pasó 16 años como Cardenal
Secretario de Estado con el Papa Juan
Pablo II y Benedicto XVI, era el prelado más poderoso de la Iglesia.
Como resultado de la burocracia, la
Iglesia había perdido su rigor como organización. Por lo tanto, reformar la
organización ha sido una prioridad. Francisco reunió a un grupo de consejeros
de alrededor del mundo para reformar la Curia. Le quitó al Secretario de Estado
algunos poderes, dividiendo sus responsabilidades entre cardenales. Ha
seleccionado a muchos managers sin relación con Roma.
Los líderes de negocios nuevos en
una organización saben lo difícil que eso es. Las instituciones son difíciles
de reformar. Pero no es imposible. Y si se puede lograr en una organización de
más de 2,000 años, es posible en cualquier otra.
3. Se comunica con claridad. No
existe el lenguaje corporativo (o de Vaticano) con Francisco. Si dirigiera la
Reserva Federal, cada vez que abriera la boca causaría un aumento de 500 puntos
en el Dow. Dice lo que tiene en mente. La ortodoxia es importante para las
iglesias y para los negocios. Pero constantemente habla sobre retar la
ortodoxia; ya sea la homosexualidad, las mujeres, el papel de la Iglesia en el
mundo, dice lo que piensa.
4. Toma decisiones difíciles con
rapidez. El Banco del Vaticano ha sido famosamente corrupto. El verano pasado,
el Monseñor Nunzio Scarano fue arrestado por tratar de ayudar a unos amigos a
lavar dinero a través del banco. Francisco actuó con decisión, cambiando el
management del banco, despidiendo a algunos de los empleados clave y
estableciendo una comisión para estudiar su estructura.
Como parte de la reforma de la
Curia, creó un nuevo departamento llamado Secretariat para la Economía,
específicamente para traer transparencia a las finanzas de la Iglesia. ¿Qué tan
fácil hubiera sido esconder las finanzas bajo la alfombra? ¿Qué tentador es
para los managers esconder sus verdaderos problemas, en lugar de enfrentarlos?
5. Colabora y acepta diversos puntos
de vista. Francisco quiere escucharte. Le gusta la gente. Y le gusta la gente
diferente. Besa a todo bebé que le ponen enfrente en la Plaza de San Pedro.
Cuando llegó el momento del lavatorio de pies del año pasado, asistió a una
prisión juvenil en lugar de la iglesia mayor, y lavó los pies no sólo de los
hombres (una tradición entre los Papas), sino también de mujeres y musulmanes.
Responde personalmente a las cartas que le escriben de todo el mundo. Incluso a
los ateos.
Él sabe (al igual que los grandes
líderes) que la diversidad es buena. La diversidad de opiniones, antecedentes,
experiencia e ideales. Tradicionalmente, un Papa podía hablar sin que nadie
cuestionara lo que decía. En contraste, Francisco respeta la opinión de los
demás.
6. Reconoce sus debilidades. No hay
una mejor cita de Francisco que la que pronunció para la revista jesuita
America en septiembre. Cuando se le preguntó quién era, respondió: “Soy un
pecador. Ésta es la mejor definición. No es un discurso figurativo, o un género
literario. Soy un pecador”.
En la fe católica, todos son
pecadores, y el Papa no es una excepción. Pero ese tipo de humildad es singular
de alguien de ese cargo. Él está consciente de su humanidad, en un trabajo
donde anteriormente se consideraba divino.
Los líderes de negocios conocen la
trampa en la que pueden caer. Generalmente ignoramos nuestras debilidades
porque creemos la forma en que lo hacemos es como debe hacerse. Conocer
nuestras fallas y debilidades, aceptar responsabilidad de nuestros errores,
confesarlos y aprender de ellos son claves para el liderazgo.
7. Sabe que no puede hacerlo solo.
Cuando Francisco tenía sólo 36 años, fue puesto a cargo de su comunidad jesuita
en Argentina. Afirma que era autoritario, no buscaba consejos y creaba
problemas. Como resultado, aprendió que necesitaba gente alrededor de él en la
que confiar. “Cuando confío algo a alguien, confío completamente en esa
persona”, dijo en la entrevista a America. “Él o ella debe cometer un grave
error antes de que pierda la confianza que le deposité”.
La confianza es clave para un buen
liderazgo y management. Francisco parece confiar en aquellos debajo de
él, pero también en sus clientes, las personas que forman parte de la iglesia
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