Al ser constante y enfocarte en los
procesos podrás conseguir mejores resultados en el largo plazo. Descubre cómo
hacerlo.
Todos tenemos cosas que queremos
lograr en nuestras vidas –ponernos en forma, construir un negocio exitoso,
tener una gran familia, escribir un libro, ganar un campeonato, etcétera. Y
para la mayoría de nosotros, el camino empieza con establecer metas específicas.
Por lo menos, ésta ha sido mi forma de ver la vida hasta hace poco. Solía fijar
metas para las clases que tomaba, las pesas que alzaba en el gimnasio y los
clientes que quería en mi negocio.
No obstante, lo que estoy empezando
a notar es que cuando se trata de hacer las cosas y de progresar en las áreas
que son importantes para ti, existe una manera mucho mejor de hacerlo. Y todo
se trata de la diferencia entre metas y sistemas. Déjame explicarlo:
¿Cuál es la diferencia entre metas y
sistemas?
Si eres un entrenador, tu meta es
ganar el campeonato. Tu sistema es lo que tu equipo practica todos los días.
Si eres un escritor, tu meta es
publicar un libro. Tu sistema es la práctica de escribir algo cada semana
Si eres un corredor, tu meta es
correr un maratón. Tu sistema es entrenarte a diario.
Si eres un emprendedor, tu meta es
dirigir un negocio millonario. Tu sistema son tus procesos de ventas y
marketing.
Y, ahora, la pregunta es: Si ignoraras por
completo tus metas y te enfocaras en el sistema, ¿obtendrías buenos resultados?
Por ejemplo, si fueras un entrenador de basquetbol e ignoraras tu meta de ganar
el campeonato y te enfocaras en lo que tu equipo practica todos los días,
¿conseguirías el resultado? Yo pienso que sí.
Hablemos de las razones por las que
debes enfocarte en los sistemas, en lugar de las metas:
1. Las metas reducen tu felicidad
actual
Cuando estás trabajando hacia una meta,
esencialmente estás diciendo: “No estoy lo suficientemente bien, pero lo estaré
cuando logre mi meta”. El problema con esta mentalidad es que te estás
enseñando a poner tu felicidad y éxito en dependencia de alcanzar el siguiente
objetivo.
Solución: Comprométete a un proceso,
no a una meta
Elegir una meta pone una gran carga sobre tus
hombros. ¿Puedes imaginarte si me hubiera puesto de objetivo escribir dos
libros este año? La sola frase me estresa.
Sin embargo, nos hacemos esto todo
el tiempo. Nos ponemos estrés innecesario. En lugar, puedes conservar las cosas
más simples y reducir el estrés enfocándote en el proceso diario y cumpliendo
una agenda, en vez de preocuparte por las grandes metas.
Cuando te enfocas en la práctica y
no en el resultado, puedes disfrutar el presente y mejorar al mismo tiempo.
2. Las metas no contribuyen al
progreso en el largo plazo
Podrías pensar que tu meta te
mantendrá motivado en el largo plazo, pero eso no siempre es cierto.
Considera a alguien entrenando para
un medio maratón. Muchas personas trabajarán duro por meses, pero en cuanto
terminan la carrera dejan de entrenar. Su meta es terminar el medio maratón y
ahora que lo han logrado, ya no existe la meta para motivarlos. Cuando todo tu
trabajo está enfocado en una meta, ¿qué queda después de que la alcanzaste?
Esto puede crear un efecto yo-yo, en
el que las personas van de trabajar en una meta a no trabajar en ninguna. Este
tipo de ciclo dificulta construir el progreso en el largo plazo.
Solución: Deshazte de la necesidad
de obtener resultados inmediatos
La semana pasada estaba entrenando en el
gimnasio y estaba en mi último set de sentadillas cuando sentí un tirón en la
pierna. No fue tan doloroso ni resultó una lesión, simplemente era una señal de
fatiga. Por un momento o dos pensé en terminar el set; luego recordé que
planeaba ejercitarme así por el resto de mi vida, así que decidí dejarlo por el
momento.
En una situación como la anterior,
una mentalidad basada en las metas te dirá que termines el ejercicio y alcances
tu objetivo. Después de todo, si te fijas una meta y no la cumples, lo sientes
como un fracaso.
Pero con una mentalidad basada en
sistemas, no tuve problemas en seguir adelante. Este tipo de pensamiento nunca
se trata de alcanzar un número, sino de mantener los procesos y nunca faltar a
un ejercicio.
Claramente sé que si nunca falto a
un ejercicio, en el largo plazo podré alzar más peso. Y es por eso que los
sistemas son más valiosos que las metas. Las metas se tratan de resultados en
el corto plazo; los sistemas de los procesos en el largo plazo. Al final, los
procesos siempre ganan.
3. Las metas sugieren que puedes
controlar cosas que no puedes
No puedes predecir el futuro, pero cada vez que
nos fijamos una meta intentamos hacerlo. Tratamos de planear dónde estaremos y
cuándo llegaremos a ello. Intentamos predecir qué tan rápido progresaremos, a
pesar de que no sabemos cuáles serán las situaciones y circunstancias en el
camino.
Solución: Busca retroalimentación
Cada viernes, paso 15 minutos rellenando una
pequeña hoja con las métricas más importantes para mi negocio. Por ejemplo, en
una columna calculo el porcentaje de conversión de mi newsletter. Raramente
pienso en este número, pero revisar esta columna semanalmente me da una
retroalimentación que me permite saber si estoy haciendo bien las cosas. Cuando
ese número desciende, sé que necesito enviar tráfico de calidad a mi sitio.
Estos parámetros de retroalimentación son clave
para construir buenos sistemas, ya que te permiten monitorear diferentes partes
sin sentir la presión de predecir qué es lo que ocurrirá con todo. Olvídate de
predecir el futuro y crea un sistema que te señale cuando necesites hacer
ajustes.
Enamórate
de los sistemas
No se trata de decir que las metas son
inútiles. Pero he descubierto que son buenas para planear tu progreso, mientras
que los sistemas son buenos para progresar. La clave está en ser constante y
tener progresos metódicos, y no en perseguir grandes metas durante unas cuantas
semanas.
Las metas pueden brindar dirección e incluso
impulsarte en el corto plazo, pero los sistemas bien diseñados siempre ganarán.
Lo que importa es tener sistemas; comprometerse con el proceso es lo que hace
la diferencia.
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